Inicialmente, los guardametas jugaban normalmente entre su portería y tenían una movilidad limitada, excepto cuando intentaban detener disparos rivales. A través de los años, la posición del guardameta ha ido evolucionando, de acuerdo con cambios en los sistemas de juego, para convertirse en un puesto más activo. En las reglas originales, los guardametas podían usar las manos hasta la mitad del campo. Esto se modificó en 1912, restringiendo esta posibilidad al área penal (18 m), como en la actualidad.
A mediados del
siglo XX, guardametas como el
argentino Amadeo Carrizo y luego el
soviético Lev Yashin, fueron pioneros de un estilo de juego que incluía más movilidad y también ayudó a introducir nuevas técnicas y estrategias que se volverían estándares en la posición. Carrizo fue el primer guardameta en abandonar el área para defender su valla y el primero en utilizar los saques como un método para comenzar contraataques.
En 1992, la
International Board introdujo cambios en las reglas que afectaban a los guardametas, por actuaciones como las del portero
colombiano René Higuita. Específicamente la regla del pase, que prohíbe a los arqueros jugar con la mano tras un pase deliberado de un compañero que no haya sido hecho con el muslo, cabeza, hombros o pecho. Como resultado, todos los guardametas tuvieron que mejorar su control con los pies. En el fútbol moderno, el portero ha pasado a ser la primera línea de ataque mediante sus despejes o jugadas de pelota parada. Estos cambios han aumentado a su vez las exigencias para esta posición.
FUNCIONES Y TÉCNICAS.
La posición del guardameta es la más especializada de todas dentro del campo. A diferencia de otros jugadores, los porteros pueden tocar la pelota con cualquier parte de su cuerpo excepto cuando no están en el área de penal, donde no se les permite usar manos y brazos. El guardameta no puede agarrar la pelota con las manos cuando recibe un pase de un jugador de su equipo, a excepción de que el pase sea con el muslo, la cabeza, hombro, pecho, o que no sea intencional.
El rol del portero se caracteriza por su función en la intercepción del balón al proteger su portería, siendo éste la última línea de defensa en el campo. Los resultados de un gol dependen del desplazamiento, habilidad y rapidez del arquero al momento de cubrir el alcance total de la meta. Los arqueros deben poseer unas habilidades perceptivas lo suficientemente desarrolladas en función de la rapidez con la que se desplaza el balón en una fracción de segundo, teniendo en cuenta que el tiempo de reacción más rápido se encuentra alrededor de los 170 ms. La velocidad a la que vuela el balón, tomando como referencia un tiro de penal, es en promedio de 125km/h, de modo que la estimación del tiempo que toma en llegar a la red se cifra entre 0.2s a 0.3s de no haber contacto previo. En este corto periodo de tiempo, el portero debe decidir cómo debe reaccionar.
La posición involucra acciones ofensivas, como son los saques y pases, tanto como defensivas. Las acciones defensivas requieren una especificidad mucho mayor; éstas se dividen en cuatro subapartados: (1) fase previa a la intervención del portero, donde se consideran aspectos directamente relacionados con la toma de decisiones; (2) acciones físicas relacionadas con la acción defensiva del portero, básicamente los desplazamientos, los saltos y las caídas; (3) posición básica o inicial ante la acción inmediata/de reacción; y (4) acciones defensivas, incluyendo el blocaje, desvío, despeje, prolongación, rechace, salidas en jugadas de uno contra uno y cobertura técnica.